Hace una semana me permitía un pequeño lujo al salirme de los temas que suelo tocar con más asiduidad y hablar con algo de franqueza sobre el tiempo y su gestión en estos días. Hoy, quiero permitirme otro detalle, esta vez a nivel de comunicación y es algo que llevo detectando desde hace cierto tiempo por las redes sociales. Hay un refrán bastante típico en la cultura española que define muy bien la situación que quiero representar: Tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe. El mismo nos da una lección o una moraleja sobre que repetir determinadas acciones puede traernos problemas. En mi caso, voy a nombrar la a fuente como problema por su poco uso, que por exceso.
Compartir a ciegas puede ser peor que no compartir
Es una afirmación que puede parecer arriesgada en el mundo del share. Compartir es el verbo de moda en la redes sociales y lo cierto es que tiene una potencialidad terrible, para lo bueno y para lo malo. Lo cierto es que muchísimos artículos o videos llegan a conseguir una vitalidad terrible gracias a que podemos compartir prácticamente cualquier contenido con la facilidad de un click o tap ¿Cuál es el problema entonces? Pues el principal problema es lo que yo detecto como Titulitis, y no, no me refiero al exceso de títulos que hay que tener para acceder a un puesto de trabajo, si no al compartir leyendo simplemente el título.
Esto puede ser un problema para cualquier persona que comparte contenido, pero lo es más aún para alguien que se dedique al mundo de la comunicación. El objetivo de muchos títulos no es otro que atraer a múltiples personas a que hagan click en el, así de simple, pero la noticia que se expone en su interior no tiene porque tener relación directa con el título, o el artículo simplemente pueden comenzar con una pequeña trampa literaria, para después darnos una versión contraria a la que ofrece el titular.
Fíjate en la fuente
Es lo mismo que te he puesto en el título, lo sé. Pero es algo que quiero recalcar, ya que detecto que es un error bastante común, que además, va en relación directa con la titulitis ¿Y por qué insistir tanto en la fuente? Pues por una sencilla razón. Cuando hablamos de información, o al menos de información objetiva, deberíamos de saber quien es el que ha escrito ese artículo, en que medio está publicado y que relevancia (estadística o informativa) tiene el mismo. Esta muy bien compartir artículos de blog personales o profesionales (guiño, guiño) pero cuando hablamos de noticias o acontecimientos que tengan cierta relevancia: eventos, elecciones, presentaciones de productos, atentados y un largo etcétera más. Siempre es positivo contrastar con algún medio de rigor, ya sea nivel nacional o internacional, ya que en muchas ocasiones los datos pueden estar falseados por algún tipo de interés o simplemente ser inventados para conseguir un número mayor de visitas al post.
La pregunta del millón ¿Qué ganas tú con todo esto?
Pues realmente mucho. Compartir ayuda a difundir, pero en un mundo en el que la infoxicación es cada vez es más abundante, saber compartir no es lo mismo que compartir a secas. Piensa en un símil, si todos compartimos artículos contrastados y de calidad, tendremos mejor información en la red, si compartimos sensacionalismo, o porque no decirlo, basura, eso es lo que tendremos en abundancia por nuestros muros.
Así que ya lo sabes, ahora puedes aplicar el dicho que leíste en el primer párrafo, pero la fuente que tienes que romper es la de la desinformación 😉
¿Y tu?¿Te fijas en la fuente?