¿A qué renunciamos? Reflexionando acerca del Coste de Oportunidad… Es como un zumbido que se te mete en la cabeza, algo que sabes que está ahí, que molesta, pero no terminas de entender de que se trata.
Van pasando los días, quizás las horas y esa sensación no termina de irse, en algunas ocasiones sólo te mantiene distraído, en otras, puede provocarte un exceso de ansiedad.
¿Elecciones? una palabra que evoca algo más que ir a votar cada cuatro años (o en España, visto lo visto, cada 6 meses) Elegir es algo que nos enseñan desde pequeños, nos educan con ello: ‘sólo puedes elegir un juguete, o una chuchería, ¿vale?’ Es una frase que nos sonará a prácticamente todos.
De lo que no se suele hablar tanto, al menos de forma directa, es de ¿A qué renunciamos? Cada vez que tomamos una decisión, o una elección. Eso que a mí, bueno y supongo que a muchos otros estudiantes de economía, me enseñaron de forma ‘simplista’ como el Coste de Oportunidad (CO, de forma abreviada)
El coste de oportunidad es el coste de la alternativa a la que renunciamos cuando tomamos una determinada decisión, incluyendo los beneficios que podríamos haber obtenido de haber escogido la opción alternativa (definición simple de coste de oportunidad de economipedia.com)
El costo de oportunidad, o costo alternativo, designa el costo de la inversión de los recursos disponibles a costa de la mejor inversión alternativa disponible, o también el valor de la mejor opción no realizada. El término fue acuñado por Friedrich von Wieser en su ‘Theorie der gesellschaftlichen Wirtschaft’ (Teoría de la Economía Social, 1914) y se refiere a aquello de lo que un agente (persona) se priva, o renuncia, cuando hace una elección o toma una decisión (definición del coste de oportunidad en Wikipedia)
Este artículo es una ‘pequeña’ reflexión en la que quiero compartir y profundizar un poco más acerca de este término, de las elecciones, de los puntos de inflexión (sí, Carlos otra vez con los puntos de inflexión) y de como estás afectan a nuestra vida cotidiana.
[1] Si quieres indagar un poco más de otras perspectivas del Coste de Oportunidad, te dejo por aquí este artículo de Ángel Sanz: El Coste de Oportunidad (en deporte y educación)
Coste de Oportunidad, una Elegir con propósito y prioridad
Como pudiste leer en los párrafos donde se define el CO, el mismo supone la mejor alternativa posible a la decisión que hayas tomado.
Si quieres ejemplificarlo, imagina que hoy te has levantado y te has decidido por quedarte en casa limpiando (o recogiendo), que además, no venía nada mal… Pero, resulta que el día está espectacular y la alternativa que tenías a quedarte limpiando era salir a entrenar, o ir a la playa. Es muy probable que eso te provoque la sensación de que hubiera sido mejor aprovechar la mañana, y el buen día, para ir a la playa y posponer la limpieza para la tarde-noche. Pues eso, es un ejemplo de coste de oportunidad (al que también le podemos dar la vuelta: que hayas decido ir a la playa, el tiempo esté malísimo y comiences a pensar que igual hubiera sido mejor idea aprovecharlo para limpiar en casa)
El caso, lo miremos por donde lo miremos, viene marcado por la decisión, porque siempre tenemos que tomar una (ya sea por acción, o por inacción) y es ahí, donde entra la importancia de priorizar y de darle un propósito a la decisión que vamos a tomar.
Probablemente, cuando tomamos una decisión, hay un montón de factores que estamos dejando en fuera: ¿Con cuánto tiempo lo he planificado? ¿Tengo toda la información disponible? ¿Es el mejor momento para hacerlo? ¿Cuál es la probabilidad de que no funcione o salga bien? Son sólo algunas de las preguntas que se nos pueden venir a la cabeza antes de tomar una decisión y son preguntas MUY importantes.
Si volvemos a ejemplificar (y me llevo este a mi terreno) cuando decides prepararte para hacer una ultra de montaña (o cualquier tipo de prueba deportiva que te requiera de cierta exigencia) hay un montón de factores que tienes que analizar, porque los costes de oportunidad van a ser MUY ALTOS (por mucho que te guste correr, competir o disfrutar de la montaña, como es mi caso) Analizar, evaluar, hablar o incluso planificar todo lo que se te va a venir encima los próximos meses es fundamental para varias cosas:
- No generar sensación de estrés a la hora de planificarte los entrenamientos de la semana.
- Saber que es importante mantener una disciplina, y una rutina, teniendo en cuenta que vas a tener que renunciar a algunas (o muchas, según el caso) actividades entre semana, o los fines de semana.
- Saber que vas a tener que renunciar a momentos con amigos y/o de ocio en algunas ocasiones.
- Medir tus sensaciones y tu motivación, para que te ayuden a recordar (puntualmente) porqué has tomado esa decisión.
- Marcarte una serie de pautas que te ayuden a tener claro que esa decisión es la correcta y que la alternativa era peor opción para ti (ó, en algunos casos, que te ayude a identificar que no estás disfrutando y que quizás es tiempo de parar y reflexionar sobre ello)
- Reforzarte mentalmente, para si sucede cualquier imprevisto por el camino (lesión, desmotivación, cansancio excesivo o algún dolor extraño) puedas valorar el trabajo realizado hasta ese momento y no sólo centrarte en el coste de oportunidad de lo que has dejado de hacer.
- Saber, o identificar, dónde está la línea para no excederte con el tiempo, o la dedicación, que le das a esta decisión por encima de otras decisiones.
Estos puntos, que me han salido sin planificarlo en forma de lista, son sólo algunos ‘recordatorios’ o ‘activadores’ a tener en cuenta para cuando tomes una decisión consciente y meditada. Yo los he enfocado al terreno del entrenamiento, ya que es algo que planifico (por decisión propia) al mismo nivel que mis tareas del día a día (o de la semana) en el trabajo.
Por supuesto, este es un breve ‘ejercicio’ que puedes aplicar, y ampliar, a cualquier decisión que vayas a tomar: en tu vida, con tus hobbies, tu trabajo o tu familia (con dedicarle más tiempo de calidad, por ejemplo)
En este sentido, pregúntate ¿Cuál es para ti el propósito y la prioridad de lo que vas a hacer? Y responde a esa pregunta de forma meditada y con calma. Si te puedo dar un consejo dentro de este apartado, este es el mejor que se me ocurre.
Si lo has decidido de forma meditada, la otra decisión siempre era peor que la que tomaste
Hay una burla, chiste, broma… llámalo que como quieras, que siempre le hacen a los economistas y es que son los mejores ‘futurólogos’ cuando ‘analizan el pasado’, o lo que es lo mismo, ‘todos saben lo que iba a pasar en las crisis, cuando ha pasado’ (lo de verlo venir antes, siempre es más complicado)
Esta entrada me da pie a decirte de forma honesta, que no merece la pena darle vueltas a la decisión alternativa. Sé que en muchas ocaciones es algo inevitable: ‘porqué no cogí por esta calle, en lugar de aquella’, ‘porqué me quedé en casa anoche y me perdí «la mejor fiesta» del año’ ó ‘porqué vi esta película si sabía que iba a ser un bodrio.’
Son pensamientos que siempre se nos quedan ahí, a los que no paramos de darles vueltas. Probablemente, algunos nos ‘machacan’ más que otros por haberlos tomado de forma impulsiva (¿Para que coño quiero otra camiseta si tengo mil?) ó por pensar que siempre el ‘plato de la persona de al lado’ es mejor que el mío. Además, la sociedad actual, donde las redes sociales son un escaparate que sólo hace que se incremente la incomodidad por nuestros costes de oportunidad, no ayudan demasiado en la tarea.
¿Vale, vale? Y después de tanta chapa ¿Entonces que pasa con el coste de oportunidad? Pues te voy a volver a escribir por aquí el subtítulo de esta sección:‘Si lo has decidido de forma meditada, la otra decisión siempre era peor que la que tomaste’ y, por si lo estás pensando:
- Tomaste una decisión de forma precipitada y fue una cagada (en comparación con lo otro que podrías haber hecho) pues aprende la lección y medita más para la próxima vez, así de simple.
- Si la decisión que tomaste es una jilipollez, como ‘perder’ noventa minutos viendo una película de mierda, piensa en las anécdotas que seguramente te puede aportar, o las risas que te puedes echar recomendándosela a un amig@ para que la vea.
- ¿Tienes esa sensación de ‘agobio’ porque todo el mundo está ‘tomando mejores decisiones que tú’? Pues no te preocupes, seguramente se debe a tu sesgo de disponibilidad (un término que aprendí leyendo a Ramón Nogueras y del que ya hablaremos) El mismo viene provocado por toda esa ‘información’ que te dan las redes sociales, donde muchas de las personas que tienes a tu alrededor sólo suben contenido con amplias sonrisas, en el que están pasando momentos de disfrute total. Pocas son las veces donde alguien sube una cagada que le hizo perder mucha pasta, tiempo o a su pareja, aunque también las hay.
El sesgo de disponibilidad, también llamado heurístico de disponibilidad, es la tendencia que tenemos los seres humanos de juzgar la frecuencia o la probabilidad de un acontecimiento en términos de lo fácil que es pensar en ejemplos relacionados con el mismo. En el uso de este proceso mental, el factor más importante para los individuos no es el contenido del recuerdo, sino la facilidad con la que recordamos o nos imaginamos un determinado contenido (definición de sesgo de disponibilidad de Psicología y Mente)
Después de todo esto, me gustaría que te quedes con UNA simple reflexión en forma de cierre: lo mejor que te puede aportar conocer el Coste de Pportunidad, es darte cuenta de que tienes que ser más consciente, y responsable, con las decisiones que tomas, todo lo demás, generalmente, es ruido que nos metemos en la cabeza y que no nos aporta absolutamente nada.
[El coste de oportunidad volverá en futuros episodios]