Cuando echas la vista atrás y miras las cosas con algo de perspectiva, te das cuenta de todo lo que puede cambiar en un año.
Hace tan solo 4 días que el 2019 nos dejó para dar paso a una nueva década y entrar de pleno en el 2020, pero lo que es indudable, al menos para mí, es que el 2019 dejará para siempre una huella imborrable en mi memoria.
Llevo varias semanas, no sé, si inconscientemente incluso varios meses, dándole vueltas a si escribía un post donde hacer un sumario de lo que ha supuesto el año 2019 para mí.
Me lo he planteado por muchas cosas, las más importantes no tienen absolutamente nada que ver con mi entorno profesional, si no con el personal. Y es que en ocasiones, hacer esa separación es prácticamente imposible, al menos sí sientes y padeces como un ser vivo.
Quizás me lo he planteado también, porque llevo años sin hacer una retrospectiva de lo que me ha deparado un año entero.
Quizás resumir y escoger que contar, que transmitir o simplemente ¿qué valor te puede aportar lo que deje escrito en estás líneas? Sea la parte que mas me invite a pensar y plantearme si escribir o no escribir.
Estoy dispuesto a hacerlo, y de hecho, lo estoy haciendo, porque tenga esa sensación dentro, esa pequeña espina clavada que necesito liberar, y dejar reflejado de alguna forma, que es lo que ha supuesto todo el 2019.
Cómo, incluso con lo peor que te puede pasar en la vida, o al menos con alguna de las peores cosas que te pueden pasar, hay que poner la otra mejilla, recoger todo el aprendizaje que puedas y seguir hacia delante.
2019, el año que venía para el cambio
A estas alturas de 2019, o lo que es lo mismo, en enero del año pasado, estaba en mi habitual ritual de conexión con el nuevo año que entraba.
Desde hace 4 años, he querido tomarme enero como un mes de replanteamiento, de análisis y de toma de decisiones. Si no en su totalidad, sí, al menos, en parte.
A poco de lanzar de forma oficial la primera versión de Digital Nomad Experiences (DNExp), con un montón de proyectos en ejecución con Dymweb y Zaguán Estudio, en medio de un parón casi obligatorio con mi blog y con nuevos proyectos en la mente, 2019 partía como un año para desarrollar muchísimos cambios, implementar nuevos servicios y productos en el mercado, y abrir nuevas oportunidades en nuevos destinos.
Si te soy del todo sincero, y eso que lo tengo todo bien reportado en Toggl, no recuerdo con demasiada exactitud todo lo que hice entre enero y junio de 2019 a nivel laboral. Sé que atacamos más de 32 proyectos con Dymweb y Zaguán Estudio, qué analizamos y sacamos muchísimas propuestas adelante, que nos reunimos (presencial y virtualmente) con muchos clientes, que ideamos, flipamos e intentamos definir una nueva línea de trabajo que ya está en marcha y de la que en breve te hablaré.
Sé, que tuve la oportunidad de participar en numerosos eventos, formaciones, asesoramientos (de la mano de la Fundación General Universidad de La Laguna) y de participar en el programa European Coworking de la EOI en Budapest.
Sé, que durante todos esos meses podía concentrarme solo a pequeños tramos, y poder hacer todo lo posible, siempre de forma profesional y responsable, para responder con mis compañeros de trabajo y con mis clientes, a los que les agradeceré siempre todo el cariño y comprensión que me prestaron.
Y por último, sé, que hiciera lo que hiciera en aquel momento, no importaba demasiado, porque la famosa frase: la vida es aquello que sucede mientras tú haces otro planes, puede llegar a ser realmente cruel.
Mayo, el mes que te fuiste
Si en líneas generales, me ha costado escribir este post, escribir esta parte ha sido realmente complicado, pero me lo debo a mí y se lo debo a ella.
Hace unos cuantos meses, Jota yPunto me preguntaba en una entrevista que cuáles eran mis miedos (ó ¿cuál era mi mayor miedo?) y la verdad es que respondí con toda la sinceridad que pude, dije que ahora mismo, en aquel momento, no tenía ninguno.
No tenia ningún miedo, porque mi mayor miedo, esa pequeña idea que se arraiga en tu mente cuando recibes este tipo de noticias, se cumplió en mayo de 2019.
Después de casi 4 años de lucha contra el cáncer, mi madre recibía el peor diagnostico de todos los posibles, un diagnóstico irreversible.
Cuento esto, y por supuesto, no voy a entrar en detalles, porque sé, por desgracia y por haberlo vivido, que el cáncer es una de las peores cosas, noticias, en definitiva, mierdas que le puede pasar a alguien, y a la familia y amigos que lo rodean.
¿Cómo voy a tener miedo de algo ahora mismo? Si vi a la persona que más he querido y respetado en mi vida, la que siempre me ha apoyado en mis decisiones más locas y atrevidas, la que siempre me decía: sigue adelante con todas esas cosas que haces. Sin terminar, sin quiera, de entender al 100% todo lo que hacía, pero siempre confiando en mi criterio y en mis decisiones, luchaba día a día con un sonrisa incansable en su cara.
¿Cómo voy a tener miedo? Si enfrentar cualquier reto profesional, deportivo, vital, es prácticamente una tontería cuando lo mides con todo lo vivido y lo sufrido durante 4 años.
2019 pasará a estar muy presente en mi vida, no lo hará, ni mucho menos, por un buen motivo, si no por todo lo contrario. 2019 siempre será el año en el que tuve que decirte hasta pronto.
Lo último que me hace capaz de compartir en estas líneas es que, si me estas leyendo y quieres un consejo de verdad, aproveches el tiempo. Lo que paso en mayo de 2019 fue una auténtica putada, con todas y cada una de sus letras, pero, al menos, durante estos 4 años tuvimos la oportunidad de vivir muchísimas cosas que de otra forma igual no hubiéramos vivido, y esos momentos, son de principio a fin, una de las cosas más importantes en las que puedes invertir tu tiempo de vida.
Ir avanzando
Hay una frase de la película Interstellar que me ha venido a la mente en muchas ocasiones desde que mi madre falleció el pasado mes de mayo, es en una conversación entre 2 de los protagonistas, dónde Anne Hathaway le dice a Matthew McConaughey: somos el recuerdo de nuestros hijos, como una pequeña Epifanía de que siempre estamos presentes y nunca desaparecemos del todo.
Avanzar, cuesta, no sé como será en otro casos, pero al menos en el mío, han sido pasos muy duros y pesados. Pero, una de las conclusiones que he podido sacar y aprender de todo esto, es que hay que avanzar, porque si antes tenía solo un motivo, o varios, o como sea, ahora tengo un motivo mucho más importante, hacerlo por mí y por ella.
Seguir, cumplir esos pequeños pasos, esos pequeños sueños, esas pequeñas conquistas, recordar. Todo suma para avanzar y seguir. A mí, me ha dado nuevas perspectivas, la mentalidad para soltar cosas que sé que ya no me reportan, la oportunidad de valorar mucho más esos pequeños momentos, y la fortaleza para tomar nuevas decisiones.
La saturación del trabajo
No sé si fue la mejor decisión, pero en el aquel momento era lo que necesitaba.
No te voy a comentar demasiado de todo lo acontecido entre julio y diciembre de 2019, sobre todo porque a lo largo de los diferentes podcast que he compartido contigo durante estos meses has podido (o puedes) estar al tanto de todo lo que he hecho.
Cogí de la mano la posibilidad de viajar, de visitar nuevos destinos, de afrontar nuevos retos profesionales fuera de España y fuera de Canarias. Me he aventurado con nuevos proyectos e iniciativas, y he código impulso para re-emprender con algunos que tenia guardados en el baúl, como el blog desde el que te estoy escribiendo.
Literalmente, desde julio y hasta diciembre de 2019, me he matado a trabajar, porque trabajar es algo que siempre me ha mantenido la mente ocupada y enfocada. Y sinceramente, porque en aquel momento, era lo que más necesitaba.
Horizonte
Después de parar un poco, releer viejos post, viejos libros, tener tiempo para enfrentarme a pensamientos a los que no quería atender, me he dado cuenta de que ese camino no es una solución, si es que la palabra solución, es la más adecuada para describir todo esto.
No tengo del todo claro que es lo que me deparará 2020, ahora mismo solo tengo claro que he tenido que soltar varios de los proyectos en los que estaba involucrado directamente, y que quiero afrontar nuevos retos profesionales y personales.
Sé que matarme a trabajar, aunque al final siempre trabajo más de lo que debería, no es la solución.
Hay una frase de una ponencia de Carlos Hernández, CEO de Quaderno, que me encantó desde que la leí: Don’t work hard, work smarter y creo que es la frase más coherente que leí en todo 2019.
Sé que lo que quiero hacer es algo con valor, algo de lo que me pueda sentir orgulloso yo, de lo que se puede sentir orgullosa ella, y algo que aporte realmente en algún sentido a cambiar la vida de alguien, aunque sea de pocas personas.
Sé que 2019 iba a ser el año del cambio y vaya si cambió. Sé, que 2019 es solo un número, sé que solo es un año en un calendario. Sé que lo que vendrá será duro, será divertido, será un reto, será apasionante, o simplemente será vivir lo mejor posible y con las mejores convicciones.
Sé, que el horizonte marcará un montón de cosas nuevas, y también sé que pase lo que pase, no las haré solo.
2019, gracias, pero no vuelvas más.
Un abrazo muy grande Carlos. Tu madre, esté donde esté, seguro está muy orgullosa de ti como vi que lo estaba en ese bonito Imagine 7 islands. Un abrazo para toda la familia. Y, tal y como dices, ha aprovechar el tiempo que nos queda. A por un gran 2020! x
Muchas gracias Xavi, sin duda fue, junto con la Transvulcania, una de las mejores aventuras de 2016, y una de las mejores experiencias vitales que alguien puede vivir 😉 A ver si nos vemos pronto. Un abrazo.
Me has emocionado de tal manera que aún mis lágrimas no paran de brotar, más identificada no me puedo sentir, desconocía la noticia de tu mamá y ahora solo me nace darte las gracias por permitirme conocerla e invitarla a saborear todo lo que creé en “Délices du ciel”. Con tu permiso comparto, gracias por abrirte el canal, eres muy grande! Un abrazo compañero
Hola Idaira. Sí, qué recuerdos ¿verdad? Era una de nuestras actividades por La Laguna 😛 Sin problemas a lo de compartir, lo hice, en parte, porque espero que sirva para algo y que ayude, aunque sea un poco, a alguien. Un abrazo.
No tenía ni idea de lo que estabas viviendo Carlos. Siempre te vi con una sonrisa. Eres un fuera de serie. Un fuerte abrazo y mis mejores deseos para 2020
Muchas gracias Carlos. La actitud siempre cuenta y muchas veces «la procesión se lleva por dentro». Además con grandes profesionales y gente que tiene ganas de hacer y aportar, todo sale mucho más fácil. Un abrazo e igualmente para ti.
Coraje!
Gracias Francisco.
Un superabrazo Carlos! Tampoco sabía nada de todo esto que has pasado, pero de corazón te deseo que ese 2019 “que nunca vuelva” sea al menos el principio de algo bueno y grande que estoy segura que conseguirás. Nos sentiremos orgullosos aquí (y ahí arriba también!)
Muchas gracias Mónica 🙂 En eso estamos, pasito a pasito en el 2020 para hacer las cosas lo mejor posible ¡un abrazo!