Después de reflexionarlo con calma a lo largo del día (lo que me quedó de él) y parte de la noche, me decidí a escribir este post. Pensé varias veces en si debía hacerlo o simplemente debería dejarlo pasar y punto, pero siendo sincero conmigo mismo, creo que lo más correcto es escribirlo.
Primero que nada, gracias
Estamos acostumbrados, sobre todo bajo el umbral de las Redes Sociales, a leer siempre muchos comentarios “destructivos”. Hoy, quiero empezar esta reflexión agradeciendo, ya que desde pequeño (y tirando de refranero español) me enseñaron que “es de bien nacido el ser agradecido”.
Por este motivo, quiero darle las gracias en primer lugar a las 8 personas que se desplazaron hoy hasta el auditorio de Corralejo para escuchar, compartir y sobre todo aportar y debatir con todos y cada uno de nosotros:
- Fátima
- Clara
- Patricia
- Luis
- Alberto
- Antonio
- Anna-Lenna
- Belinda
Gracias también a las instituciones que participaron en el evento, ya que muchas veces, como sociedad, solemos escribir hacia ellas en tono de queja. Gracias al Instituto Tecnológico de Canarias (ICT) y al Cabildo de Fuerteventura por el apoyo inicial y final a este evento que organizamos ayer aquí. Gracias Ylenia Alonso y gracias Lucía Dobarro por todo lo gestionado.
Gracias a Nacho, Sebas (Sebastián) y Lucía (de nuevo) por su gran profesionalidad, por hablar de forma llana y cercana, y sobre todo por compartir con pasión lo que hacen. Para mí, eso es lo que marca la diferencia por encima de muchísimas cosas.
Gracias a los técnicos del auditorio, porque a pesar de todo trabajaron como si el mismo estuviera a reventar y nos apoyaron en todo momento.
Gracias a Melissa, de Como-Como, por un catering brutal y riquisímo, así como por la predisposición a ayudar en todo momento.
Primero que nada, gracias a tod@s.
No me voy a quejar
El 1 de enero de 2016, época de retos de año nuevo, tuve la suerte de leer este artículo de El País. A partir de esta lectura intenté tener la capacidad de quejarme menos y aportar más.
A fin de cuentas y raíz del artículo, ante las quejas tienes 2 posibles soluciones:
- ¿Puedes hacer algo para remediarlo? Sí, cállate y ponte a trabajar en ello
- ¿Puedes hacer algo para remediarlo? No, pues asúmelo y sigue adelante.
Quejarse, sin hacer nada, no sirve de nada. Eso es una realidad absoluta.
Por este motivo, no me voy a quejar. Al contrario, voy a sumar. Quien me conoce, sabe que no soy de presumir, por mucho que en algunas ocasiones lo haga en bromas continuas en un humor que solo entiendo yo 😉 Pero no es la primera vez que estoy sobre un escenario o delante de “X” personas hablando de diferentes temáticas, y voy a decir una cosa que todos los que estamos en esa tesitura, casi siempre, deseamos: un público que intervenga.
Pues bien, he estado delante de 400 personas que han hecho de todo menos intervenir, sabes a que tipo de eventos me refiero, esos en los que miras al público y todo el mundo está pendiente de cualquier cosa menos de lo que está pasando, al que solo le interesa que termines, firmar y salir.
En marketing, siempre hablamos del retorno de la inversión, de cuanto esfuerzo hay que llevar a cabo para poder captar un cliente, en este sentido, mi pregunta es la siguiente ¿Es mejor que interactuen 7 de 8 ó 7 de 400?
Yo, que ya voy teniendo un poco de experiencia en esto, tengo una respuesta, al menos para mi.
Controlar la impotencia
En ocasiones es muy complicado. Ves un trabajo invertido, propio y de personas que tienes a tu alrededor. Y en sintonía, esperas un resultado.
Me he vuelto lo suficientemente cauto como para tomar medidas, casi siempre, en todo lo que hago, en ocasiones con demasiada obsesión, y por ello, siempre te planteas cualquier escenario posible.
Hoy, no he podido dejar de calcular de darle vueltas a un número, y sí, me he llevado una pequeña “hostia” directa al “ego”. Todo marchaba bien, incluso, llegamos al siempre tan ansiado “Sold Out” (superamos la barrera que nos habíamos “auto-impuesto” de los 30 tickets de asistencia, llegando hasta 38), pero cuando todo puede marchar excesivamente bien, algo también puede salir “mal”.
Un 21%, esa es la cifra. Al evento de ayer acudieron el 21% de las personas registradas para ello, o lo que es lo mismo, menos de una cuarta parte. Pero como te dije arriba, no me voy a quejar, lo que toca, es apuntar y aprender.
Un aprendizaje
He hecho lo suficiente como para saber que de todo lo que te sucede, profesional o personalmente, sacas sobre todo y ante todo, una aprendizaje para tu vida.
Hoy, eso no ha sido diferente y han sido unos aprendizajes muy productivos. Este “micro-evento” me ha ayudado a descubrir y reforzar que los eventos 100% “free” pueden ser muy peligrosos, aprendizaje, que por otra parte, ya tenía muy bien aprendido en Tenerife.
¿Por qué? Pues por qué en muchas ocasiones no somos capaces de darle el valor suficiente a algo que no nos ha costado nada.
En segundo lugar, ha sido un aprendizaje de ganas de compartir, viendo y observando como todos y cada uno de los presentes se abstrajeron completamente del espacio en el que estaban y “lo dieron todo”, exactamente igual que si el espacio hubiera estado lleno de público a reventar.
Y tercer y último punto, por qué sé, y lo sé de verdad, que cada una de estás cosas me ayudan a mejorar como profesional y como persona.
Esa sonrisa
Quizás me equivoque. La experiencia me dice que no va a ser así.
Cuando suceden este tipo de cosas, siempre hay quien saca su “mejor sonrisa”. Esa socarrona, ladeada o si le quieres dar un toque de cuento, ladina.
Pero ya te lo dije antes, no me voy a quejar, y mucho menos, picar. Se que haciendo te puedes equivocar y cuando te equivocas, aparecen muchos “jueces del juicio final”, vivir con ello, es un aprendizaje más.
Muchos, robándole el entre paréntesis del último artículo de David Macías, te verán como un “loser”, y quizás tengan razón, pero muchos de los que nos ganamos la vida en esto lo hacemos porque sabemos lo que significa “perder”, y vamos, si seguiré “perdiendo”, porque eso significará que seguiré “haciendo”.
Para terminar
Aunque el subtítulo que acabas de leer ahora es “para terminar”, yo lo que te voy a decir es para “continuar”. Y esa va a ser mi insistencia, seguir creciendo, seguir haciendo.
Lo sé, porque hace ya algunos años cambié el “tener que” por el “hacer”, y eso siempre trae resultados. Ahora, solo hay que medir y “corregir”, pero siempre, afrontando cada reto y dando lo mejor de mi.